PERFIL PSICOSOCIAL DEL PEDÓFILO
EDUARDO BIEBER VIOLA
Robert Ressler experto en perfiles criminales afirma que: “Los delincuentes que cometen actos antisociales contra otras personas, crímenes que no tienen nada que ver con el dinero, son diferentes de los delincuentes normales cuya motivación es el lucro. Los violadores y pederastas por ej., no buscan beneficiarse económicamente de sus crímenes, lo que buscan es la satisfacción emocional pero de una manera pervertida”. En esta ocasión analizaremos uno de los crímenes más destructivos que puedan existir: La pedofilia, un tipo de abuso sexual contra niños/as. El abuso sexual se define como “Contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el adulto –agresor- usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años cuándo esta es significativamente mayor que el niño (víctima) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.” Definición aportada por National Center of Child Abuse and Neglect (1978). La pedofilia o paidofilia es un trastorno sexual que está clasificado dentro las “parafilias” que vendrían a ser desviaciones sexuales o perversiones donde la fuente de placer está caracterizada por fantasías, impulsos excitatorios o comportamientos que abarcan desde objetos no humanos hasta el sufrimiento o humillación de uno mismo, la pareja, niños o adultos no consensuales. Se basan en un deseo incontrolable de materializar estas fantasías. Las parafilias pueden tener carácter exclusivo, cuando las fantasías son el único camino de encontrar la excitación sexual o esporádica cuando no prevalecen o se presentan episódicamente. La mayoría de las parafilias son llevadas a cabo por varones, han existido siempre aunque han ido cambiando con el pasar del tiempo.
Con nuevos adelantos nacen nuevas parafilias -por ejemplo: escatología telefónica, informática, etc.-. A los parafílicos su comportamiento no les preocupa a no ser que entren en conflicto social debido a la reacción de la gente. Otros admiten tener sentimientos de culpa y vergüenza por haber cometidos actos que ellos mismos consideran inadmisibles. Un gran porcentaje de parafílicos tiene dificultades para mantener relaciones sexuales satisfactorias recíprocas y afectivas como el caso de los comportamientos sádico-sexuales en los que el placer sexual es obtenido por el infligimiento de dolor.
Según la Dra. Odette Terol, las parafilias más importantes son:
Exhibicionismo
Fetichismo
Voyeurismo o escoptofilia
Frotteurismo pedofilia
Masoquismo sexual
Sadismo sexual
Fetichismo travestista
Pedofilia
La pedofilia es una parafilia en la que hay una atracción sexual intensa, urgente, recurrente, por los niños, existiendo casi exclusivamente apetito sexual y excitación incontrolables por los menores de 13 años. Los pedófilos pueden ser del sexo masculino o femenino. Tiene como característica central la actividad sexual con niños/as prepúberes. La actividad sexual incluye: desnudez, fotografías y filmaciones, masturbación, sexo oral, penetración vaginal, oral y/o anal con el dedo, objetos extraños o pene, con diversos grados de fuerza. Sus preferencias sexuales pueden ser:
Con atracción sexual por los hombres
Con atracción sexual por las mujeres
Con atracción sexual por ambos sexos
Limitada al incesto
De tipo exclusivo
De tipo no exclusivo
El individuo con este trastorno debe tener 16 años o más y ha de ser 5 años mayor por lo menos que el niño. Su curso puede ser permanente, manteniendo contactos con una o varias víctimas, o presentar períodos de abstinencia con episodios pedofílicos. Greenberg, Bradford & Curry (1993) propusieron distinguir entre: pedófilos – adultos que escogen como objetos sexuales a niños/as de 12 años o menos- y ―hebéfilos -en otros trabajos llamados efebéfilos -adultos que escogen como objetos sexuales a adolescentes de más de 12 años. Dos años más tarde, Greenberg, Bradford & Curry (1995) propusieron deslindar además los infantófilos -adultos que escogen como objetos sexuales a niños de cinco años o menos-. Según el afamado experto en sexualidad, el Dr. W. Masters, una de cada cuatro niñas y uno de cada siete varones serán abusados sexualmente antes de que cumplan los doce años. En más del 90% de los abusos, el abusador será masculino y en más del 80% será una persona conocida por el niño. La pedofilia es un crimen, pero también una máquina de hacer dinero, con una promoción propia, que toca cifras estratosféricas de más de 13 mil millones de euros al año y un total de más de 200.000 menores involucrados y abusados, entre los cuales están bebés de pocos días a dos años.
Para poder entender el fenómeno de la pedofilia, debemos comprender como está configurado el impulso sexual humano:
El 10% corresponde al instinto natural
El 20% a la respuesta del cuerpo a la excitación
El 70% corresponde a la esfera psicológica – mental y emocional-
Vemos así, que el impulso sexual está determinado en gran parte por nuestra mente y el tipo de fantasías, emociones e imágenes acerca de la sexualidad que están dentro de ella. Solo de esta manera es posible explicar los cientos de tipos de desviaciones sexuales que existen, y que son exclusivas de la especie humana. Cuando se trata de un comportamiento sexual, no existen límites para los objetos o situaciones que puedan estimular sexualmente a una persona. El pedófilo se siente atraído por niños o niñas porque es incapaz de establecer y mantener una relación adulta con demandas sexuales, comunicacionales e intelectuales con una persona de su edad. Elige niños o niñas a los que no tiene que demostrar su virilidad y ante los que no se siente inferior. El gran peligro surge de la escalada por la búsqueda de mayores estímulos para elicitar respuestas más satisfactorias. Conviene tener en cuenta que todos los pedófilos son abusadores de niños pero no todos los abusadores son pedófilos.
Características comunes en los Pedófilos
Hombre adulto. Sólo el 20 % de los pedófilos son menores de 18 años
Casado
Se relaciona mejor con niños que con adultos
Tiene pocos amigos íntimos de su generación
Prefiere niños o niñas de una edad específica
Prefiere un sexo más que el otro
Puede que busque empleo o sea voluntario en lugares relacionados con
actividades infantiles
Se le ve en parques o cerca de colegios
Acumula fotografías de niño/as y pornografía infantil:
Para reducir las inhibiciones de las víctimas
Para fantasear cuando no tenga víctimas potenciales
Para revivir actividades sexuales pasadas
Para justificar sus actividades sexuales inapropiadas
Para hacer chantaje a las víctimas
A veces usa alcohol o narcóticos para administrárselos a las víctimas
Habla con los niños/as en su mismo lenguaje y a veces con lenguaje de pareja
Se ofrece para cuidar niños/as
Busca organizaciones y publicaciones que apoyan sus tendencias sexuales
Guarda ropa, juegos y demás parafernalia infantil en su casa
Esconde trofeos de sus víctimas
Fuente: Terol, Levy Odette
Las características mencionadas son solo generales, más adelante veremos los tipos específicos de pedófilos y sus manifestaciones típicas. En cuanto a la orientación sexual de los pedófilos podemos decir que la mayoría de ellos son heterosexuales. Anteriormente se creía que los paidofílicos eran todos homosexuales, creencia que se ha superado gracias a la investigación. Otro mito es el de que todos los pedófilos han sido abusados sexualmente en la niñez, algunos sí, pero no son la mayoría, estadísticamente hablando.
El pedófilo puede provenir de cualquier clase social, cultural, raza, profesión. Un dato curioso es que algunos pedófilos buscan grupos con tendencias sexuales semejantes, por ej. en Internet, y hasta tienen símbolos identificatorios (ver imagen al pie de la nota) y que fueron descubiertos por la FBI hace no mucho tiempo. Los símbolos son siempre compuestos por la unión de 2 similares, uno dentro del otro. El de forma mayor identifica al adulto, la figura menor identifica al niño. La diferencia de tamaños entre ellos muestra una preferencia por niños mayores o menores en cuanto a la edad. Los hombres son triángulos, y los corazones son las mujeres. Los símbolos se encuentran en elementos como monedas, medallas, joyas, anillos, colgantes, etc, entre otros objetos. Los triángulos representan a los hombres que le gustan los niños (el detalle cruel es el triángulo más pequeño, que representa al hombre que le gustan los niños bien pequeños); el corazón significa hombres (o mujeres) que gustan de niñas y la mariposa representa a quienes gustan de ambos, según el informe.
La causa exacta de la pedofilia es algo que aún se desconoce. Hay muchas teorías y explicaciones desde lo biológico, sicológico, social, etc.
Recientemente se han propuesto modelos biológicos:
• Se ha planteado una alteración neuroendocrina como base del cuadro, ya que en algunos casos se ha vinculado su aparición con daños orgánicos cerebrales que afectan al hipotálamo o al sistema límbico
• La amígdala, una estructura cerebral que desempeña un papel clave en la emoción y la excitación pueden trabajar de manera muy diferente en hombres pedófilos de lo que hace en los hombres que no son sexualmente atraídos por los niños, según un nuevo estudio en Alemania. – A. Sartorius, Ruf M., C. Kief, Demirakca T., J. Bailer, Ende G., Henn FA, A. Meyer-Lindenberg. 2008.
• Algunos profesionales de la salud mental, han sugerido que la paidofilia es un tipo de adicción, una compulsión a realizar actos sexuales con niños, debido a un mecanismo cerebral parecido al que ocurre en el cerebro de los narcoadictos, ludópatas, etc.
Es importante señalar que antes de diagnosticar el trastorno de pedofilia, se debe descartar toda alteración orgánica cerebral, retraso mental, psicosis, etc., que en forma secundaria lleve a una pedofilia. Esta desviación sexual suele presentarse sin patología previa y de forma primaria.
Antes de analizar las tipologías pedófilas, es dable dar a conocer al público los indicadores de abuso sexual en niños/as. Los padres y/o educadores deben estar atentos si los siguientes síntomas y signos se evidencian en el menor: Cambios en el comportamiento, cambios bruscos de humor, retraimiento, temor y llanto excesivo. Orinar en la cama, pesadillas, temor de ir a dormir u otras perturbaciones durante el sueño.
Conducta sexual impropia, interés inusitado en cuestiones sexuales. Expresión súbita de sentimientos o comportamiento agresivo o rebelde. Regresión o retroceso al comportamiento infantil. Temor a ciertos lugares, personas o actividades, especialmente de estar a solas con ciertas personas. No se debe forzar a los niños a ser afectuosos con un adulto o con un adolescente si no quieren. Esté atento a signos de que su hijo o hija está tratando de evitar a alguien, y escuche cuidadosamente cuando le cuenta cómo se siente con respecto a otras personas. Dolor, picazón, hemorragia, secreción o irritación en las áreas privadas. Siempre existe la posibilidad de que un niño o niña pueda revelar actos pasados de abuso o sentimientos generales de temor.
Si eso ocurre, esté preparado para ayudar a su hijo o hija. Siga los siguientes consejos si su hijo o hija indica que podría haber sido víctima de abuso o explotación sexual: NO reste importancia a la información revelada ni la minimice. NO se alarme ni reaccione exageradamente ante la información. NO critique ni le eche la culpa al niño o a la niña. Respete la privacidad del niño o niña. Apoye la decisión de su hijo o hija de relatar lo ocurrido. Muestre afecto físicamente y exprese amor, compasión y apoyo con palabras y gestos.
Esfuércese en permanecer tranquilo, sin hacer críticas ni emitir juicios. Explíquele que él o ella no ha hecho nada malo Ayude a su hijo o hija a comprender que la responsabilidad no es suya sino del transgresor.
Recuerde que los niños rara vez mienten sobre actos de explotación sexual. Mantenga abiertas las líneas de comunicación. Busque atención médica adecuada para su hijo o hija. Haga la denuncia a la policía. Alerte en cooperación con la policía a los organismos de protección de menores. Considere la necesidad de tratamiento o terapia para su hijo o hija y toda la familia. Pida a las otras personas que lo están ayudando que le den recomendaciones para profesionales competentes. Normalmente, el abuso sexual no es fruto de la casualidad. Con mucha frecuencia se da en niños que han sufrido otras adversidades: maltrato emocional, otros tipos de abuso, una relación con los padres inadecuada; la existencia de conflictos y privaciones, sexismo, etc. Esto sucede por varias razones. Por un lado, la existencia de agresores en el entorno familiar o social, asociada a otros problemas, como el abuso de alcohol, los conflictos interpersonales, los maltratos a la esposa, los problemas psiquiátricos y el estrés social -Finkelhor, 1979-. Estas patologías sociales y familiares a menudo facilitan la aparición de los agresores o los impulsan a actuar.
En segundo lugar, los niños que han sido víctimas de abuso sexual son, por lo general, niños que han sufrido privaciones -sus padres los han ignorado, han abusado física o emocionalmente de ellos o de otros niños o miembros de la familia- o se han visto inmersos en un conflicto familiar. Actualmente, muchos estudios han demostrado que los padres que abusan de sus hijos suelen ingerir sustancias tóxicas, padecen problemas psiquiátricos, tienen peleas maritales, o son padres muy punitivos y distantes. Por sí solas, estas condiciones originan daños psicológicos, pero también ponen al niño en situación de riesgo porque son escasamente atendidos a la vez que están condicionados a aceptar la violencia y la victimización, y se vuelven vulnerables a las estrategias de los agresores -quienes les ofrecen atención y afecto a cambio de sexo-. De este modo, muchos niños que han sufrido abuso sexual han sido psicológicamente dañados antes incluso de que éste se produzca.
Un dato interesante y para tener muy en cuenta, es que hay que estar atentos en los supuestos casos de abuso sexual en donde hay intensos conflictos maritales y pedidos de resarcimiento. Muchas veces han ido a la cárcel personas inocentes denunciadas por abuso sexual, que han sido víctimas de la acción desleal de la pareja, quien tiene por objetivo perjudicar, vengarse o quitar dinero de forma malintencionada. Otro aspecto de importancia es que la no evidencia de daño físico en el menor no siempre significa falta de abuso sexual. En el 50% de los casos no se encuentran signos físicos de actividad sexual. Esto se debe a que muchos pedófilos solo usan caricias, besos, manoseos con el niño/a, de este modo no queda evidencia física visible. Es fundamental no concebir el abuso sexual como una cuestión únicamente concerniente a la sexualidad del individuo, sino como un abuso de poder fruto de esa asimetría. Una persona tiene poder sobre otra cuando le obliga a realizar algo que ésta no deseaba, sea cual sea el medio que utilice para ello: la amenaza, la fuerza física, el chantaje. La persona con poder está en una situación de superioridad sobre la víctima que impide a ésta el uso y disfrute de su libertad. Pero igualmente importante es entender que el “poder” no siempre viene dado por la diferencia de edad, sino por otro tipo de factores. El abuso sexual entre iguales es una realidad a la que no debemos cerrar los ojos. En este caso, la coerción se produce por la existencia de amenazas o porque hay seducción, pero la diferencia de edad puede ser mínima o inexistente. Aun así, se consideraría abuso sexual.
Psicología del pedófilo
Algo que hay que entender es que al pedófilo no le atrae sexualmente un cuerpo infantil, sino más bien lo que la niñez “simboliza”, es algo psicológico. La pedofilia es, en esencia, un autoerotismo. El pedófilo utiliza el cuerpo del niño para masturbarse en él. De ahí el éxito de Internet entre los pedófilos: ofrece sin un cuerpo, el sexo anónimo, masturbatorio. Los niños en el ciberespacio son meras representaciones, a menudo nada más que fotos eróticas. Los varones agresores, están socializados para dominar: los niños les resultan atractivos debido a su baja capacidad de dominación – relación con inmadurez, baja autoestima y agresividad del agresor-. Los Pedófilos comienzan como personas “normales” y luego descubren para su angustia que son atraídos por prepúberes. La adolescencia es clave en el nacimiento de esta psicopatología. “Si el joven se excita con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer sexual con niños”, aclara Enrique Echeburúa, un reconocido psicólogo español. Esa hipótesis la corrobora Santiago Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona: “El adolescente se inicia en el sexo pensando en niños. El problema es que reproduce esa experiencia en su imaginación”. Ellos/as suelen tener un sistema de creencias disfuncionales a las que le llamaremos “distorsiones cognitivas”, como ejemplo citamos algunas:
1) Las caricias sexuales no son en realidad sexo y por ello no se hace ningún mal.
2) Los niños no lo dicen debido a que les gusta el sexo.
3) El sexo mejora la relación con un niño.
4) La sociedad llegará a reconocer que el sexo con los niños es aceptable.
5) Cuando los niños preguntan sobre el sexo significa que él o ella desean
experimentarlo.
6) El sexo práctico es una buena manera de instruir a los niños sobre el sexo.
7) La falta de resistencias físicas significa que el niño desea contacto sexual.
Fuente: C.R.Hollin (1989)
Estas distorsiones o formas de pensamiento erradas, son las que mantienen la conducta desviada de estos agresores minimizando o negando su responsabilidad, presentándose a los demás como sujetos “normales”, y neutralizando la seriedad de sus agresiones a través de ciertas justificaciones. A menudo la única lógica posible de estos crímenes es interna. Solo el abusador sabe porque comete sus actos perversos. Los abusadores sexuales no siempre cometen sus crímenes de la misma forma. En el mundo de las mentes tenebrosas, la tenebrosidad ciertamente es infinita. Cualquier explicación de por qué ciertos individuos poseen una sexualidad violenta es incompleta si se ignora la variable más importante, el criminal mismo.
Cada persona es un producto único de naturaleza y crianza, destino genético e influencias ambientales. Lo que tiene un gran impacto en una persona puedo no tener efecto en otra. Por lo tanto, un número de factores contribuyen en la génesis de un abusador sexual, nunca es un solo elemento la causa de la conducta desviada.
Una de las figuras claves de la cristiandad temprana, San Agustín, en su libro “Confesiones”, escribió que el pecado es un producto de “cinco pasos”. Primeramente la mente concibe una acción. Luego se considera la acción como algo relacionado a los sentidos – ¿podría obtener placer de esto?- , luego, el individuo considera la posible consecuencia de su acto. Si él/ella está dispuesto a arriesgar los resultados, se decide a actuar según su pensamiento. Por último, una vez que el acto ha tenido lugar, su mente racionaliza el comportamiento -la racionalización es un mecanismo de defensa que consiste en justificar las acciones (generalmente las del propio sujeto) de tal manera que eviten la censura. Se tiende a dar con ello una “explicación lógica” a los sentimientos, pensamientos o conductas que de otro modo provocarían ansiedad o sentimientos de inferioridad o de culpa.-. Esta descripción hecha por San Agustín podría describir muy bien el proceso que despliegan muchos criminales sexuales. Los crímenes sexuales se originan en la fantasía del criminal. En la fantasía todo es “posible”. Con el tiempo esas imágenes sexuales se convierten en obsesión y compulsión, que anulan la voluntad de la persona.
Muchas veces no puedo evitar sentir compasión por estos desviados sexuales, ya que suelen padecer de una “tortura interior”, por la intensidad y dominación que tienen sobre ellos las fantasías sexuales. Por más que quieran no pueden deshacerse de ellas. Es una adicción. Según muchos investigadores, la quinta parte de la población tiene fantasías sexuales con niños, es mucho más común de lo que suponemos, sin embargo, son pocos los que “cruzan” la línea y se convierten en abusadores sexuales.
El aspecto y comportamiento “normal” no tiene nada que ver con la posible ausencia de pedofilia. La mayoría de los pedófilos tienen buen aspecto, son considerados como buenas personas y son queridas por la comunidad. Muchos de ellos/as, son introvertidos y tímidos pero a pesar de estos rasgos esconden una conducta peligrosa. Mantienen sus intenciones “bajo tierra” y nunca hablan del tema. Los pedófilos son irresponsables y psicológicamente inestables. Su sentido de la autoestima es volátil y desregulado. Es probable que sufran de ansiedad y miedo al abandono, y sean muy dependientes de la pareja u otras personas.
Cualquier persona puede ser abusador/a, especialmente las que trabajan y conviven con los niños: niñeras/os, profesores, pediatras, chofer de transporte escolar, sacerdotes, vendedores de golosinas, entrenadores deportivos, profesionales de la salud mental que trabajan con niños, orientadores, etc. Esto se debe a que muchos de estos criminales eligen profesiones que les acerquen a los niños/as. Por eso, recomiendo que las personas que van a trabajar en esas áreas, sean evaluadas por sicólogos con especialidad en el área forense y sobre todo con experiencia en esta temática. También es importante reconocer que los pedófilos prefieren tener relaciones sexuales con los niños, pero pueden tener y tienen relaciones sexuales con adultos. Algunos pedófilos tienen relaciones sexuales con los adultos como parte de su esfuerzo por ganar o mantener su acceso a los niños. Por ejemplo, puede tener relaciones sexuales ocasionales con una madre soltera para asegurar el acceso continuo a sus hijos.
Tipos de pedófilos
Si bien no existe un perfil acabado del abusador sexual, es importante conocer los últimos avances de la investigación en relación a estos sujetos. Expondré la tipología creada por Kenneth V. Lanning, M.S., agente retirado del FBI y ex miembro de la famosa Unidad de Ciencias del Comportamiento de la FBI – uno de los mayores expertos en el mundo en esta temática- y por el Dr. Park Dietz su colaborador investigativo. Ellos dividen a los abusadores sexuales de niños en dos categorías:
Abusador situacional (pederasta)
Este tipo de abusador suele tener baja inteligencia y provenir de medios socioeconómicos bajos, aunque también puede ser inteligente y de medios socioeconómicos altos. Puede ser diagnosticado como portador de trastornos de personalidad del tipo, sicopático/antisocial, narcisista, esquizoide y sádico. También podría padecer de psicosis, retraso mental o senilidad. Podría ser un adolescente quien no tiene amigos de su edad o un solitario que aún vive con sus padres. A menudo cuenta con antecedentes criminales varios. Le gusta la pornografía violenta. Es impulsivo, actúa bajo impulsos lujuriosos y/o situaciones estresantes. Su acto criminal suele ser espontáneo. Este es el tipo de abusador que suele llegar a raptar, dañar físicamente e incluso matar a su víctima. Basa su acción en la disponibilidad de algún niño/a y en la oportunidad, para ejercer su ataque. Este tipo de abusador sexual no tiene una preferencia exclusiva por los menores. Puede cometer su crimen por una variedad de razones, muchas veces como un sustituto sexual de su pareja habitual. Su modus operandi suele ser la coerción, la manipulación, el uso de la fuerza. Es un sujeto que abusa de la gente: esposa, amigos, compañeros de trabajo, no solamente de los niños. Suele mentir, robar, engañar. Molesta a los niños por una simple razón – ¿Por qué no?- . Sus víctimas suelen ser desconocidas para él, aunque a veces puede ser su propio hijo o algún hijo de un amigo, vecino, etc. Suelen correr muchos riesgos, usar armas y cometer errores en la ejecución de su crimen, por su estilo impulsivo de comportarse.
Abusador preferencial (pedófilo)
Los abusadores de niños/as preferenciales, tienen una preferencia sexual definida por los menores. Sus fantasías sexuales y las imaginaciones eróticas se enfocan en los niños. Casi siempre tienen el acceso a los menores, molestan a múltiples víctimas. Suelen ser más inteligentes que los pederastas y provenir de medios socioeconómicos más altos. En este grupo se encuentran muchos -padres, tíos, primos, hermanos, abuelos-, este dato es incómodo y sumamente perturbador, pero su realidad es innegable. Muchas veces el “enemigo” se encuentra en nuestra propia casa. A menudo tienen más de una parafilia. Su conducta sexual es compulsiva, ejecutan su crimen por una “necesidad” que les lleva a desplegar actos ritualísticos sexuales, que podrían ser como los siguientes: elegir solo una determinada edad o sexo, ejecutar el acto se cierta manera, usar objetos, hablar de forma abusiva, rara ante su víctima, etc. El motor de su accionar son sus fantasías. Es mentiroso y manipulador. Planea eficientemente su delito. Evalúa sus experiencias. Suele usar tecnología moderna para excitarse –computador, video-. Muchas veces coleccionan pornografía infantil –impresa y/o videos-. Se acerca al niño/a de forma seductora, prodigándole atenciones. Manipulan a su víctima, dándole regalos, prometiéndoles cosas. No aceptan su responsabilidad. Ocultan de manera astuta su perversión. Tienen mucha facilidad para entender y manejar a sus víctimas, detectan fácilmente las necesidades de estas. Este tipo de abusador es crónico y por lo tanto es menos probable que puede modificar su conducta desviada.
Bibliografía
• Terol Levy, Odette. Conducta Violenta. Generalidades
• Hazelwood, R. Dark Dreams. St. Martin´s Press. New York
• Stamateas, B. Perversiones sexuales
• Save the children. Abuso sexual infantil
• Vaknin, S. The Roots of Pedophilia
• The National Center for Missing & Exploited Children. Child Molesters: a Behavioral Analysis
• Kort, J. Homosexuality and Pedophilia: The False Link
• Joyce, A.Psychology of the Pedophile
• Moya, A. García, R. Infantofilia, pedofilia y hebefilia: hallazgos recientes
• Cohen, L. Galynker, I. Psychopathology and Personality Traits of Pedophiles
• Frances, A. MD. DSM5 and Sexual Disorders
• Finkelhor, D. Victimología infantil
- Safarik, Mark. Criminal Investigative Analysis
- Ressler, R. Asesinos en serie
- The FBI Law Enforcement Bulletin
FELICITACIONES, muy interesante su blog, el tema de PERFIL PSICOSOCIAL DEL PEDÓFILO es espléndido, una mezcla de conocimientos biológicos con aportes de psicología. Saludos desde Quevedo - Ecuador.
ResponderEliminarGracias Doctora Paula por compartir mi escrito, saludos desde Paraguay
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