lunes, febrero 07, 2011

Adicción a la Cocaína y sus derivados


La abstinencia de cocaína no provoca síntomas físicos muy evidentes, son más bien síntomas psicológicos muy fuertes como la búsqueda y el deseo compulsivo por consumir la sustancia, esto es la marca distintiva de la adicción, también se acompaña de abuso de cocaína y lo hace de forma más rápida y potente que muchas otras drogas ilegales.

Es precisamente la ausencia de síntomas físicos evidentes lo que ha hecho pensar en el pasado que la cocaína no era adictiva y, que por tanto, su abuso no requería tratamiento, cuando la verdad es que cada droga tiene sus propios y específicos efectos adictivos, que en el caso de la cocaína son muy poderosos. 


Todavía para muchas personas la adicción es una cuestión de decisión personal, es decir, el individuo se convierte en adicto porque quiere consumir la sustancia, o porque no tiene carácter suficiente para decir no, de modo que el no dejar de consumir drogas es porque no tiene fuerza de voluntad. Todas estas concepciones erróneas sobre el concepto de la adicción impiden que esta patología sea tratada como una enfermedad que va más allá de la decisión y la voluntad, es una enfermedad que escapa al control de la persona, esto constituye un síntoma de la enfermedad.

Además cuando hay consumo elevado o prolongado de cocaína, el cerebro experimenta cambios bioquímicos que modifican los comportamientos, pensamientos y sentimientos del consumidor, los cuales producen (entre otros) un deseo compulsivo e incontrolable de consumir cocaína. 

La persona no puede controlar el deseo de consumir la sustancia debido a los daños cerebrales producidos por la cocaína, también pierde la capacidad para autoevaluar los daños que el consumo le está provocando y para dirigir su conducta hacia el abandono de la droga y hacia un estilo de vida más saludable.

Actualmente por medio de múltiples investigaciones y gracias a las nuevas tecnologías, cada vez se sabe más acerca de cómo actúa la cocaína en el cerebro y los efectos que produce, lo que permite desarrollar óptimos tratamientos para cada persona mediante la utilización fármacos adecuados para que se vaya recuperando el control y pueda curarse de la adicción a la cocaína.

El tratamiento farmacológico constituye uno de los pilares, que junto con psicoterapias individuales, familiares y grupales van a sostener y apoyar al individuo en la etapa de abstinecia y recuperación.

En conclusión tenemos que la adicción es una enfermedad cerebral, una enfermedad que se puede tratar y de la que hay recuperación.

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